BLAIR HODGES: Es el podcast del Instituto Maxwell. Soy Blair Hodges. ¿Cómo están todos? Espero que todos estén manteniéndose seguros y saludables mientras COVID-19 sigue su disrupción global.
Para este episodio, viajé al centro de Provo para hablar con James E. Faulconer sobre su libro, Mosíah: una breve introducción teológica. Apenas termine de grabar el episodio y después editarlo el mismo día. Ahora estoy implementando los toques finales, solo aquí en el edificio Clyde de BYU—el hogar temporario, pero extremadamente vacío, del Instituto.
Este episodio continúa nuestras series presentando autores de la serie de breves introducciones teológicas al Libro de Mormón del Instituto. Se puede aprender más en nuestro sitio web mi.byu.edu/breve.
Es el profesor de filosofía James E. Faulconer hablando de Mosíah. Me pueden enviar sus preguntas y comentarios. La dirección es mipodcast@byu.edu.
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HODGES: ¡Se puede escuchar a un camión pasar ahorita! Es porque yo y James E. Faulconer estamos afuera hoy en Provo. Vamos a dejar que el camión pase. Creo que guardaremos esto, dar a la gente una idea de lo que estamos pasando aquí. [risa]
Pero estamos aquí en el campus de la Universidad Brigham Young manteniendo la distancia social, para la mayoría, lejos de unos a otros, limpiando al equipo con desinfectante y cosas así. Jim, gracias por tomar el tiempo para hacer esto hoy.
JAMES E. FAULCONER: Encantado de hacerlo.
Mosíah es memorable
HODGES: Vamos a hablar sobre Mosíah, y es el octavo libro en el Libro de Mormón, pero como estuvimos recordando en nuestro discurso con Sharon Harris sobre Enós, Jarom, y Omni, el principio original del Libro de Mormón se perdió. Y entonces, esto es como lo describes tu libro—dices, “José Smith de hecho leyó Mosiah a sus escribas antes de cualquier otra parte del Libro de Mormón por lo que sabemos.” Es lo que dices. Y dices que es un libro extraordinario. Contiene mucho drama en un buen sentido.
¿Qué crees que hace Mosíah memorable para los Santos de los Últimos días?
FAULCONER: Creo que probablemente es una combinación de, primeramente, los sermones del Rey Benjamín, y después los sermones de Abinadi. Una de las cosas muy interesantes sobre el libro es la manera en que muestra la fragmentación que sigue ocurriendo entre la sociedad de los nefitas y la manera en que los profetas intentan superar estas fragmentaciones. A la misma vez, hay dos líderes políticos quienes están intentando atender la fragmentación de manera política y profetas quienes están intentando atender a esta fragmentación de manera religiosa. Y entonces, es un libro interesante para ver la comparación entre estas dos maneras de atender un problema.
HODGES: También dices que el libro de Mosíah puede ser un desafío, especialmente para lectores por primera vez. ¿Qué crees que hace el libro retador?
FAULCONER: Pues, creo que hay varias cosas que lo hacen retador. Uno es, creo que los sermones de Benjamín realmente no dicen lo que queremos que digan. No enfocan en la obediencia en la manera que nos gustaría. Enfocan en nuestra “nulidad”, en una manera en la que no queremos. Realmente desafían nuestro entendimiento del evangelio.
Creo que este desafío no es tan difícil de resolver, de hecho, pero creo que todavía cuando lo leen las personas lo encuentran muy desafiante.
Y también, creo que hay el desafío de intentar comprender, solamente desde un punto de vista narrativo, lo que está pasando aquí. Porque la narración cambia de un periodo de tiempo a otro.
HODGES: Como buen filósofo, mencionas el tema de Aristotle. Dices, “El libro de Mosíah rompe las reglas de Aristotle.” ¿Cuales son estas reglas?
FAULCONER: Oh, las reglas son que siempre tiene que tener principio, medio, y final. Y no tiene un principio, se ha roto—es fragmentado. El medio está retorcido sobre sí mismo para entonces los sermones del Rey Benjamín, los cuales ocurrieron más adelante, se nos dan primero. Y después el final es—no tan claro. Realmente no tiene una narración final definitiva. No viene con una conclusión final.
Crítica de la fuente y Mosíah
HODGES: Ha sido mucho esfuerzo mirar las fuentes del libro de Mosíah, Jim. Esta es la primera parte del Libro de Mormón que vemos por medio del redactor. Por medio de Mormón. Tomemos un minuto para hablar sobre a que los eruditos bíblicos llaman “crítica de la fuente” y cómo podría aplicar a este texto, como personas tienen problemas con Mosíah por este tipo de enfoque.
FAULCONER: Pues, es una pregunta interesante, porque, a mi propio punto de vista la “crítica de la fuente” es históricamente interesante, pero no es interesante textualmente. Solo no me importa sobre, sabes, quién lo editó, o de cuáles documentos viene.
Creo que quizás hay cosas que aprender de ello, y no estoy criticando a las personas que hacen este tipo de estudio, particularmente. Pero quiero decir que se nos da un libro y lo estamos dado de una forma en que debemos tenerlo. Y entonces, debemos leerlo primero y más fundamentalmente, como el libro que tenemos. En vez de preocuparnos de quién es el editor hasta este punto, o cuál es la fuente de esta cita o esta conversación, lo que nos interesa es, ¿por qué es que tenemos el libro como lo tenemos?
HODGES: Lo está mirando como la etapa de producto terminado. Es lo que tu libro hace. Y como dijiste, hay muchos otros enfoques. Las personas pueden intentar analizar las fuentes que usó Mormón o intentar separar su voz de las otras voces e intentar entender cómo él afecta a las fuentes y estos tipos de cosas. Presentan preguntas interesantes. Para tu enfoque teológico, decidiste tomarlo como el libro que tenemos y acercarse como obra entera.
FAULCONER: Cierto, cierto. Porque me parece que podríamos intentar decir, “¿Entonces qué pasaba en la mente de Mormón mientras intentaba producir este libro?” o en los documentos originales, ¿están los redactores de estos documentos intentando producir de nuevo lo que los escritores produjeron originalmente?
Estas pueden ser preguntas interesantes, pero la pregunta más interesante es, ¿“Qué dice el producto final? ¿Qué tiene que hacer?”
HODGES: En tu introducción, sugieren que los lectores pueden notar ciertas frases en escrituras que se pueden llegar al centro de la teología del libro. ¿Que tipo de frases te llaman la atención y vienen a la mente cuando piensas en el libro de Mosíah?
FAULCONER: Pues, hay un par de lugares donde se ven estos pedazos de lenguaje. Uno de ellos, obviamente, es el sermón del Rey Benjamín donde habla de nuestra nulidad y sobre la majestad de Dios y la manera en la cual es importante para nosotros reconocer esta majestad.
Otro que ocurre con alguna regularidad, es la referencia a Cristo en una variedad de diferentes maneras, pero la importancia para Abinadi es que hay una personaje de Cristo que está por venir—un Cristo que viene, no solamente una personaje de Cristo, pero un Cristo que viene—y quién va a salvar a la gente de sus pecados. Entonces, hay esta noción de necesidad de haber un tipo de salvación que ocurre en ambos, Benjamín y en Abinadi.
Teología y doctrina
HODGES: Lo que verán los lectores en tu libro es que encontrarás estas frases y después te explayas sobre ellos. En vez de dar una descripción general de cada capítulo en el libro narrativamente, exploras que son los temas teológicamente, y entonces como los profetas y personas diferentes hablan de ellas.
También, en tu introducción dices que ves una diferencia entre teología y doctrina. Dices que tu enfoque no es doctrinal, sino teológico. Explora las diferencias entre doctrina y teología como lo ves.
FAULCONER: Pues la palabra “doctrina” literalmente significa enseñanza. Y hay enseñanzas en la iglesia y estas cosas son lo que son. Y no voy a intentar algún modo particular para decidir que es doctrina y que no es. Pero la doctrina son las cosas que la iglesia enseña con algún modo de autoridad.
Teología en comparación, es un reflejo de las doctrinas, sobre las escrituras, sobre la vida de Santos de los Últimos días. Hay una variedad de maneras en que uno puede hacer teología. Uno puede hacer una teología por arte para reflexionar sobre el arte de los Santos de los Últimos días. Entonces, teología es este movimiento reflexivo en donde nos distanciamos y miramos nuestras doctrinas y nuestras prácticas de varios tipos y nos preguntamos, “Entonces, ¿Cuáles son las maneras en que las podemos comprender? ¿Y cuales son las maneras en que pueden tener significado?”
HODGES: ¿Crees que teología puede llegar a doctrina? ¿Cómo es la relación entre los dos? Porque alguien puede preguntar, “Pues, ¿por qué no hablas de doctrina entonces, si los Santos de los Últimos días creen en doctrina? ¿Por qué no compartes más doctrina?”
FAULCONER: Pues, la doctrina, me parece, ya se ha dado de una manera u otra por las escrituras o por la iglesia. Y mi trabajo no es decidir que es doctrina y que no es, o para declarar doctrina. Mi trabajo, es decir—como filósofo, como teólogo, como académico—se nos han dado estas cosas, ¿ahora que significa lo que se nos han dado? ¿Cuales son las maneras en la que podemos entender eso? Y es un tipo de pregunta muy diferente sobre qué es o no es doctrina.
Interpretando por exégesis y eiségesis
HODGES: Hay dos palabras grandes que presentas en esta introducción—exégesis y eiségesis. Hablemos de estos por un minuto y como se relacionan con la teología.
FAULCONER: Entonces, “exégesis” significa leer lo que las escrituras dicen—sacarlo de, exe. Exegetical significa sacarlo del texto. “Eisegesis” significa leerlo en el texto. Y en principio, pues al menos en teoría, creemos a menudo, “Oh, es muy fácil distinguir. Si hago exégesis, solamente te digo, ‘Es lo que El Libro de Mormón o este versículo particular dice.’ Si hago eisegesis, te digo, Oh, pues esto es lo que pensé cuando leí esta escritura particular.”
En práctica, creo que es mucho más difícil distinguir entre los dos de lo que a veces pensamos. Es casi imposible para mi hacer exégesis sin hacer alguna noción de que creo que significa y cualquier noción de que creo que significa—pues no debería decir ninguna porque ya hay personas que tienen ideas muy fantasiosas de que significa una escritura. Pero aun cuando se lee responsablemente—que crees que el texto significa cuando viene de una interacción con el texto.
Entonces, eiségesis y exégesis, de alguna manera, cuando se toma cuidado, juegan unos con otros. “Creo que esto significa, leo este texto y dice, ‘no, no precisamente.’” Y entonces se configura de nuevo lo que he estado pensando. Y después regreso al texto con lo que he estado pensando y hay esta interacción entre las dos maneras de pensar en el texto
HODGES: Una manera de pensarlo, como dijiste, es exégesis es recibir algo del texto. Quizás está enseñado por el texto. Eiségesis sería intentar enseñar el texto o intentar manipular el texto para que diga algo que no dice necesariamente?
FAULCONER: Puede hacer eso, sí.
HODGES: Pero creo, como dijiste, el problema que todos los lectores enfrentan es que todos aportamos algo al texto para empezar.
FAULCONER: Cierto. Me influye mucho un filósofo de Alemania de nombre Hans-Georg Gadamer. Gadamer fue una persona importante, pero suele pasar por alto en el siglo veinte, quien vivió 102 años e hizo filosofía hasta dos años antes de su muerte. Quiero decir, fue un hombre increíble. De todos modos, es una nota de pie irrelevante.
Gadamer afirma—en su obra maestra—afirma que es importante para nosotros reconocer que cuando leemos un texto, siempre venimos con suposiciones. Y el texto puede cuestionar estas suposiciones.
Ahora si no permito que el texto cuestione mis suposiciones, estoy haciendo este estilo de eisegesis que condenamos. Ya estoy diciendo, “Ya sé lo que significa, entonces ahora que estoy leyéndolo, voy a hacer que signifique lo que creo que significa.” Pero el opuesto de eso sería, supongo, recibir del texto lo que significa puramente. Pero Gadamer afirma que no es posible.
HODGES: Por cómo funciona el lenguaje.
FAULCONER: Sí. Tienes ideas cuando se viene a ello. Y si no tuviera ideas cuando viniese al texto, no podría leer el texto. No sabría que significarían las palabras. No tendría ningún fondo. Entonces, viene a ello con el fondo.
La manera responsable de hacer exégesis es venir a ello con sus suposiciones. Él usa la palabra “prejuicio,” pero la usa de forma muy literal como pre-juicio. Se viene con estos juicios que ya tiene, y se dice “¿En qué manera el texto que estoy leyendo cuestiona el juicio que he traído a ello?” Y si permito que los cuestione, entonces puedo estar formado por él, y hay esta interacción entre lo que llamamos eiségesis y exégesis que puede producir una lectura fructuosa del texto.
HODGES: Parece que esto es donde los Santos de los Últimos días podrían pensar en la idea de la ocurrencia de revelación durante el estudio de las escrituras. Entonces, permite que el texto te hable, pero también reconociendo que tienes algo que aportar a esta conversación también. Puede ser un intercambio en vez de solamente bajar información.
FAULCONER: Sí. Y darse cuenta de que si no tienes nada que aportar al texto, entonces sería más difícil para ti recibir la revelación, no fuera imposible. Quiero decir, si no tienes algo que aportar a la conversación con Dios, va a ser difícil para Dios hablar contigo.
La Conversión de James Faulconer
HODGES: Okey, entonces es exégesis y eiségesis, algo que cubres en la introducción—la idea de que trae el texto a nosotros y que nosotros traemos al texto.
Estamos hablando hoy con James E. Faulconer. Es profesor de filosofía aquí en la Universidad Brigham Young. También recientemente ha sido nombrado Investigador Senior del Instituto Maxwell. Su área de experiencia es filosofía europea contemplaría del siglo veinte, especialmente la filosofía de religión.
Otra cosa que haces en la introducción que está relacionada con lo que justo estábamos hablando, Jim, es que alertas a los lectores a tus propias suposiciones mientras acercas el Libro de Mormón como texto. Entonces, ¿Cuáles son algunas cosas que aportas al Libro de Mormón en particular que quieres que los lectores sepan al principio?
FAULCONER: Pues, mencionaste mi fondo en filosofía contemplaría europeo y es probablemente la cosa más grande de la que tengo que hablar con la gente, que esto influye la manera en que veo las cosas. Otro es que soy converso de la iglesia. Y aun no estoy seguro de cómo están relacionados los unos con los otros, pero están allí. Soy converso a la iglesia y soy converso como resultado de una experiencia religiosa muy profunda, cuando era joven fue muy sorprendente. Entonces, son las dos cosas más grandes que llevo al texto en una manera relacionada, pero no la misma, como otras personas
HODGES: ¿Te sientes cómodo al hablar sobre eso?
FAULCONER: Claro.
HODGES: Escuchemos qué pasó.
FAULCONER: Entonces, estaba con mi familia, había estudiado con los misioneros por alrededor de un año. Y mi madre y padre decidieron bautizarse y dije, “sí, me bautizaré también.” Pues, tenía dieciséis—pues quince años. Me caían bien los misioneros. No quería ofender a nadie. Entonces, como muchas personas, dije, “Sí, me bautizaré,” sin ninguna razón particular para hacerlo.
HODGES: ¿No fue sobre el estado de tu alma o algo así?
FAULCONER: Ciertamente no fue sobre el estado de mi alma. ¿Era niño, verdad? Un joven común y corriente. Y entonces, nunca habíamos ido a la iglesia porque éramos muy activos en otra iglesia—solo nunca habíamos ido. Los misioneros dijeron, “Pues, no pueden bautizarse si nunca han asistido a la iglesia.” ¡Lo cual parecía razonable! [risa]
Entonces, fuimos a la iglesia un domingo con ellos. Y me había criado en la iglesia de los Discípulos de Cristo. Es una denominación protestante, una denominación Campbellita. Y una de las cosas de que son muy firmes es que efectúan comunión cada semana y todos en la congregación se debía tomar comunión.
Entonces, llegué a la iglesia de Los Santos de los Últimos días y me senté allí, y al tiempo la iglesia fue más insistente que es ahora de prohibir personas que no son miembros y otros de participar de la santa cena. Entonces, nadie me dijo que—pues, los misioneros dijeron a mis padres, pero nadie me dijo que no debería tomarla. Entonces, cuando la bandeja de pan pasó, mis padres se la saltaron, pero pensé, “No sé porqué lo hicieron. Hacemos esto cada domingo, ¿verdad?” Y entonces, tomé el pan y lo puse en mi boca y tenía esta experiencia absolutamente incontenible que debería ser Mormón y que—supongo que debería decir ‘‘ser un Santo de los Últimos días”, ¿verdad?
HODGES: Sí, dejémoslo así, Jim. [risa]
FAULCONER: Cierto. Y pues, no sabia que decir cómo me sentía. Solo sabía que era la cosa correcta de hacer. Y sabía que no había leído el Libro de Mormón. No había orado sobre ello. No había orado sobre si la Iglesia era verdadera. No había hecho ninguna de las cosas que todos deberían de hacer. De hecho, había mentido cada semana cuando los misioneros me preguntaban, “¿Leíste El Libro de Mormón esta semana?” Decía sí porque—
HODGES: ¡Probablemente lo sabían! [risa]
FAULCONER: ¡Probablemente sabían! Probablemente fue fácil para ellos distinguir. En cualquier caso, a pesar de eso, sabía con lo profundo de mi alma que aquí es donde me pertenecía y me pertenecía aquí no por la doctrina o a pesar de la doctrina o cualquier otra cosa. No tenía nada que ver con la doctrina. Tenía que ver con un conocimiento de que era lo que Dios quería que hiciera.
HODGES: Entonces tenía mucho trabajo para hacer después de eso, incluso leer el Libro de Mormón. ¿Cuándo llegaste a esta parte de cosas?
FAULCONER: Cuando estaba en la misión, como muchas otras personas. Fui a una misión, un par de años más tarde —tres o cuatro años más tarde. Leí el libro de Mormón. Pero a este punto, podía decir que ya sabía que el Libro de Mormón era verdadero. Nunca había orado y preguntado si fuera verdadero porque me pareció que ya había tenido esta confirmación que aquí es donde debería de estar, es lo que debería de hacer, y esto es verdadero, entonces no tenía necesidad de preguntar más.
HODGES: ¿Qué significa para ti entonces, para decir que el Libro de Mormón es “verdadero”? ¿Y qué significaba en aquel entonces? ¿Y ha cambiado?
FAULCONER: Significa que Dios tiene algo que decirme por medio del Libro de Mormón. Es la razón, para ser sincero, que no me interesa mucho la crítica de fuentes. Porque quiero saber, ¿Qué es lo que el Libro de Mormón tiene que decirme? Es la palabra de Dios entonces ¿Qué es la palabra de Dios para mi?
Y creo que esa palabra cambia por el curso de mi vida. No creo que el Libro de Mormón me diga la misma cosa que dice ahora; que cuando tenía dieciocho, diecinueve, veinte, lo que sea. Pero si creo que, porque es la palabra de Dios, mi deber es encontrar lo que me dice.
HODGES: No se si desviarme del tema, pero no puedo resistirme. Tengo que decir, una de las razones por lo cual pensé que la crítica de la fuente sería de más interés para ti es porque si piensas en la crítica de la fuente teológicamente, parece decir lo que describes, de ser la revelación. Es decir, aquí tenemos una persona, Mormón, quien trae sus propias suposiciones y creencias como profeta a otras fuentes y otras voces y otras personas. Y entonces hace sentido de estos y busca revelación y crea revelación en una relación, en una negociación con el texto. Entonces, vemos a Mormón mismo, en las escrituras, hacer el tipo de cosa que Santos de los Últimos días están invitados a hacer como lectores de las escrituras. ¿Tiene sentido?
FAULCONER: Si, lo tiene. Y tengo que decir, nunca lo he pensado en esos términos. Pienso que diría que me parece que la pregunta todavía sería: ¿Qué es lo que Mormón descubrió o pensó? Y estoy más interesado en lo que Dios está revelando que de lo que pensó Mormón .
HODGES: Cierto. Entonces se convierte en un ejercicio en donde se puede encontrar algo que es suficientemente nutritivo o pertinente o interesante de hacer la crítica de fuentes, en vez de la crítica de la fuente por si mismo.
FAULCONER: Sí, no estoy en contra de la crítica de fuentes.
HODGES: Solamente no es tu interés.
FAULCONER: Lo encuentro más fructuoso para mi y mas interesante para mi solo decir, “Pues, ¿qué dice este texto, como texto?”
HODGES: Me gusta eso—es parecido a lo que hace Robert Alter. Está familiarizado con la crítica de la fuente, es muy familiar con ella. Pero también le gusta ver la Biblia Hebraica como proyecto completo, entero. Y analizarlo de esa manera y ver lo que puede encontrar y ver que dice el texto en su producto final, y otras personas pueden hacer ese trabajo de la crítica de la fuente.
FAULCONER: Y probablemente no es coincidencia que Alter haya sido una influencia importante en mi carrera.
HODGES: Las personas pueden ir a ver la entrevista con Robert Alter en el podcast del Instituto Maxwell—saldrá después de este. Pero el discurso que dio al Instituto Maxwell ya está disponible en nuestra página de YouTube. Estamos hablando ahorita con James Faulconer. Es profesor de filosofía aquí en la Universidad Brigham Young y estamos afuera, como mencione anteriormente. Un pájaro azul acaba de volar justo más allá de nosotros. ¿Lo viste?
FAULCONER: No lo vi.
HODGES: Fue muy bonito. Voló justo atrás de ti.
FAULCONER: Lo siento, me lo perdí.
Jim y Mosíah
HODGES: Si, fue bonito. Entonces, es un día bonito. Pero estamos aquí para mantenernos seguros y practicar la distancia física lo mejor que podemos mientras todos tratan con el coronavirus.
Pues Jim, porque te escogieron para Mosíah? O tú lo escogiste? Porque eres parte del grupo editorial para las series de breves introducciones entera.
FAULCONER: Pues, la respuesta es vergonzosa. Había una conversación de “A quien debemos pedir hacer este volumen y a quien debemos pedir hacer ese volumen?” y alguien dijo, “¿Qué te gustaría hacer?” Y nombré dos o tres libros en el Libro de Mormon que me gustaría hacer, incluso Mosíah. Y cuando dio la vuelta, Mosíah era lo que sobraba. Y entonces, dijeron, “Pues, ¿todavía quieres hacerlo?” Y dije, “Pues, si, realmente me gusta el libro! Lo haré.”
HODGES: Me sorprendió porque Mosíah es fantástico.
FAULCONER: Sí.
HODGES: Mosíah 18 es uno de mis capítulos favoritos en toda las escrituras.
FAULCONER: Me encanta el libro. Pero creo, sabes, las personas tienen muchas diferentes escrituras favoritas. Y parte de lo que pasaba también es que, mientras hacíamos estas decisiones, nos hacíamos la pregunta, mirando a algunos que podrían ser más difíciles, como los libros más cortos o, pues sabes. ¿A quién podríamos tener para hacer esos? Entonces, obtuvimos algunos eruditos muy buenos para hacer estos y cuando nos asignaron, entonces la pregunta fue, pues, que va a hacer Faulconer? “Pues, le asignaremos hacer Mosíah.”
HODGES: [risa] bueno. Y escogiste cinco temas principales para cubrir. Es como lo trataba. Decidiste en vez de intentar cubrir el libro de manera comprensible, que escogerías a una colección de temas particulares y cubrirlas.
Muy rápido, si ibas a escribir un libro que era comprensible sobre el libro de Mosíah, ¿cuan grande crees que tendría que ser?
FAULCONER: Oh Dios mio. Pues, diría al menos cuatro o cinco veces más grande que este y este es de, 80,000 palabras? Entonces cuatro o cinco veces más que eso.
HODGES: Es un libro rico.
FAULCONER: Hay tanto que pasa y fue el problema más grande que enfrenté cuando lo miraba. Pensé, “necesito escribir un libro corto, y es un libro realmente complicado de que hablar.”
La estructura rara del libro de Mosíah
HODGES: Y hablas sobre esta compilación en tu primer capítulo sobre la estructura. Hablemos de ella. Entonces, primero miras a la estructura del libro. Y lo que dices es que la primera cosa que los lectores van a notar, como mencionaste anteriormente, es que es fragmentado.
Dices que es “un remanente de un libro contando una historia de un remanente del pueblo nefita quienes son, ellos mismos, un remanente del pueblo de Lehi, quienes fueron un remanente de Israel.”
FAULCONER: Cierto, son partes de partes de partes.
HODGES: Y Mormón no nos da una historia cronológica aquí. ¿Qué ves qué está pasando?
FAULCONER: Pues, realmente desearía que supiéramos que ocurrió en la parte perdida. Eso sería, creo, increíblemente interesante porque podría cambiar el carácter del libro como lo tenemos. Pero como lo tenemos, veo a él empezar con los sermones del Rey Benjamín para establecernos para el sermón de Mosíah. Entonces aunque el sermón de Mosíah casi ciertamente pasó cronológicamente antes de los sermones del Rey Benjamín, hay algo en esos sermones del Rey Benjamín que quiere que veamos, que nos ayudaría entender que Abinidi está haciendo lo mejor. Por eso, cambia el orden.
HODGES: Y ¿qué ves cómo el problema principal en el libro de Mosíah? ¿Problema en relación a lo que enfrenta ? ¿Qué es lo que intenta explicar? ¿Ves un centro de este libro de lo cual intenta hablarnos?
FAULCONER: Creo que intenta—de alguna manera intentar hacer lo que los libros mayores en el Libro de Mormon intentan hacer y es, uno, enseñarnos que Jesus es el Cristo y que es el Messiah que está por venir. Y dos, es también para convertirnos a Cristo. Entonces, quizás, creo, es porque empieza con Benjamín.
Benjamín dice que tienes que convertirte, y aquí es cómo, y qué significa, y porque. Pues, Benjamín está predicando a un pueblo que es obediente. Es muy claro sobre eso. Y a la vez, son personas que—son obedientes pero necesitan convertirse
HODGES: Y separas a los dos. La obediencia no es la conversión.
FAULCONER: Sí, él es muy explícito en el capítulo tres—creo que es, dos o tres. Dice muy explícitamente que han sido obedientes en guardar la ley y están haciendo todo lo que tienen que hacer y a la vez, es claro en el capítulo cuatro, tienen que convertirse, y se han convertido. Entonces, creo que si estamos hablando de las intenciones de Mormón aquí con la estructura, quiere que entendamos la conversión primero. Porque la conversión es necesaria.
Y entonces, cuando lo hace, nos convertimos, pero ¿a qué estamos convirtiéndonos? Pues, nos convertimos al hecho de que hay un Mesías que está por venir. Hay un Dios que descenderá y vivirá entre nosotros. Lo cual creo que para muchos de nosotros, no es una doctrina tan sorprendente como quizás debería de ser. Los nefitas, una y otra vez, lo encuentran imposible de creer. Los profetas lo enseñan y los nefitas simplemente no pueden creerlo.
HODGES: Por eso se menciona una y otra vez.
FAULCONER: Sí, parece imposible. Y para nosotros solo parece—creo que porque hemos sido cristianos por doscientos años, lo encontramos, “Oh si, claro es lo que creo.” Pero si piensas sobre la incomprensibilidad de un ser divino volviéndose humano y muriendo—era una idea imposible. Y entonces, por eso nos movemos de uno al otro para Mormón, creo, es para recordarnos que es algo importante que entendamos. Que es la doctrina central de la cristianidad.
HODGES: Y con todo esto pasando, también hay cosas prácticas que estos reyes intentan abordar con la gente y fragmentación. Y es otro tema que explicas en este libro.
FAULCONER: Sí.
Fe, política, y fragmentación
HODGES: Un mensaje muy oportuno.
FAULCONER: Sí. El joven Mosíah intenta resolver este problema político. Entonces instituye el reino de los juicios—quiere resolver este problema político de fragmentación. Pero creo que parte de la lección del libro es que no hay una solución política a la fragmentación. La única solución es espiritual. Si no tienes la conversión espiritual del pueblo, no solamente del individuo, pero del pueblo, entonces ninguna solución política particular va a resolverlo.
Habrá mejores soluciones que otros—creo que es claramente el caso. Algunos sistemas políticos son mejores que otros. Pero aún hay, todavía va a haber una fragmentación y división, y que esas divisiones causarán una falla, al menos que haya una conversión espiritual.
HODGES: Y al final del libro de Mosíah, allí es donde vemos al rey, Mosíah, proponer algunos cambios considerables en el gobierno nefita. ¿Qué condujo a eso? ¿Qué ves en el texto que causaría a alguien de decir, “tenemos que derribar el sistema político completamente”?
FAULCONER: Oh, pues hay el—es el problema de Noe. Pues, Benjamín ya lo establece al hablar de los reyes y porque se necesita reyes buenos, etcétera. Por eso, Mosíah por segunda vez viene y dice, “Tengo hijos y si hago a uno de ellos el rey, y el otro se enoja por eso, entonces tenemos la posibilidad de revolución y regicidio, y ya hemos visto con Noe lo que puede suceder con un rey inicuo porque tenemos todas estas personas del reino de Noe regresando a nuestro pueblo.”
Y tiene que estar claramente consciente que es un problema enorme para él. “¿Cómo lo resuelvo esto?” y su solución es razonable. El nombramiento de administradores de algún tipo, que le llama juicios, con menos poder y menos autoridad que tendría un rey. Pero como he dicho, es una solución política a un problema obvio. Pero no funcionará y vamos a ver que no funciona al menos que puedas tener un pueblo convertido.
Aprendiendo los misterios de Dios
HODGES: Y notas que Benjamín mismo dice que necesitan más que un sistema político. Habla de la importancia de los registros. Tienen estos registros que él dice que les han guardado de “degenerando en incredulidad”, es la frase que usa. Es porque los registros contienen los misterios de Dios.
Es una frase interesante. Y lo explicas. Estamos hablando de algunas doctrinas esotéricas y raras de que la gente no sabe? Los “misterios de Dios.” De qué estamos hablando? ¿A que se refiere Benjamín aquí?
FAULCONER: Los misterios de Dios, me parece, la única manera en que puedes dar sentido a esta frase en las escrituras, es entender que estas son las cosas de gente que no conocen de Dios, no entienden. Misterios son secretos o cosas no reveladas, pero podría decir “misterios de Dios” es un pleonasmo. Si no conoces a Dios, todo sobre Dios es un misterio. Y revelar los misterios de Dios es revelar a Dios y saber de él y lo que él quiere. Osea, estas son las cosas—
HODGES: Y es tan sencillo. No es como—
FAULCONER: No, son cosas como el bautismo y la necesidad del don del Espíritu Santo. No hay nada misterioso en nuestro sentido típico del término.
El misterio de servicio
HODGES: Y hablas de dos misterios en particular—el servicio y la Expiación. Discutamos el primero: servicio. Porque cuando él habla de los misterios de Dios, de repente habla del servicio.
FAULCONER: Cierto, si. Para Benjamín, es claro que si no estás al servicio de otros, no has retenido una remisión de tus pecados, o quizás nunca la recibiste en primer lugar. Para entender a Dios, tienes que imitar a Dios, tienes que ser como él. Y él sirve, entonces tienes que servir también. De alguna manera, es un misterio, que se dice a la mayoría de personas, “¿Qué es lo que hace Dios, Dios?” Creo que hablarían de poder o algo así. Pero de lo que habla es el servicio. Lo que hace es servicio. Entonces, el servicio está en el corazón, qué significa comprometerse a Dios.
HODGES: Si, es como que no se puede conocer a Dios sin conocer a otras personas. Y conocer a otros por actos de servicio, lo cual es una imitación de lo que hace Dios. Y esta es la razón por la cual es un misterio. Sugieren que Benjamín dice, porqué tienes que hacerlo para saberlo. De otra manera, ¡es un misterio para ti!
FAULCONER: Sí, si no lo haces, no entiendes lo que enseña Dios al servir.
HODGES: Ahora el Rey Benjamín usa algo de lenguaje fuerte aquí, dice, “ la gente debe ser dispuesta a someterse a cuánto el Señor juzgue conveniente infligir sobre [nosotros]” Suena casi una amenaza. Que Dios va a infligir cosas sobre personas.
FAULCONER: Si, y creo que a veces se siente así si no lo entendemos como cuestión de servicio. Siente como dolor. Pienso en cuando tenía hijos en casa e intentaba enseñar a mis hijos hacer cosas como servir a otros, ir a los vecinos y hacer algo. Lo vieron como un castigo horrible, y “estás siendo malo conmigo.”
Entonces, puede parecer que Dios está infringiendo algo sobre nosotros, pero creo, por otro lado, cuando nos sometemos a él y hacemos su voluntad, de repente aparece no ser doloroso, que no estaba infringiendo nada. No nos estaba castigando. No nos estaba dañando .
HODGES: También sugieren que el Rey Benjamín no dice, “Aquí están todas las cosas que necesitan hacer para redimir de sus pecados. Si marcas con un visto bueno las casillas, recibirás remisión de pecados.”? ¿Hay algo más ?
FAULCONER: La cosa del servicio es que—y la manera en que el Rey Benjamín lo explica lo hace claro. Si has recibido la salvación de tu Padre Celestial, ¿cómo sabes que aun eres una persona que lo ha recibido? Porque haces lo que una persona hace cuando ha recibido salvación. Ahora lo que significa es que, haciendo estas cosas ¿no te da la salvación? Es el producto, es el resultado. Es lo que haces, porque la has recibido, no lo que haces para recibirla.
Política y fe
HODGES: Y después terminas este capítulo con algo que ya hemos mencionado, arreglos políticos por sí mismos no son suficientes en cuanto al florecimiento humano. Pero también dices que la futilidad última de los sistemas políticas no significa que podemos evitar el compromiso político tampoco. ¿Cómo encuentras este balance?
FAULCONER: Pues, podría decir, si alguien dice que últimamente no hay una solución política a la maldad humana, sería un error entonces decir—y tendría que ser una persona religiosa para hacer esta observación—si creo que no hay una solución política para terminar la maldad humana, no significa entonces que debería de hacer nada, porque eso sería incrementar la maldad humana. Entonces, solamente porque el evangelio no nos dice que hay una solución política, no significa que no deberíamos involucrarnos en la política. Deberíamos.
HODGES: Y que principios crees que se sugiere aquí en el Libro de Mormon sobre cómo hacerlo? Porque ellos afrontan con sistemas políticos. ¿Ves cosas en el texto que podrían ser relevantes hoy? Nuestro sistema no es como el suyo. En los Estados Unidos, en otros países—los sistemas políticas son radicalmente diferentes de lo que enfrentamos en el Libro de Mormon. Pero, ¿ves otros principios subyacentes que todavía se pueden aplicar hoy?
FAULCONER: Si, creo que es el principio de un servicio humilde. Y este principio se vería diferente en diferentes sistemas políticos, quizás. Pero el principio del servicio humilde que el Rey Benjamín nos enseña, un servicio humilde que está orientado a traer la salvación a otras personas. Este tipo de servicio puede funcionar en cualquier sistema político, me parece.
Creación de la nada
HODGES: Eso es Jim Faulconer. Estamos hablando de su nuevo libro, Mosíah: una breve introducción teológica. Es parte del serie de breves introducciones al Libro de Mormon del Instituto Maxwell. Pueden aprender más sobre esta serie en nuestro sitio web, mi.byu.edu/brief.
Tu tercer capítulo es sobre salvación, como creación de la nada, Jim. Y empiezas este capítulo—De hecho me reí en voz alta cuando leí esta línea. Dices, “En mi experiencia, pocas ocasiones en las escrituras producen tanta ansiedad en una clase de escuela dominical como las cosas que dice el Rey Benjamín sobre la conversión.”
Entonces, ves el sermón del Rey Benjamín como un momento para inducir ansiedad hacia muchos lectores
FAULCONER: Si, creo que es. Cuando dice, “Tieneis que saber de vuestra nulidad y la grandeza de Dios,” la gente empieza analizarlo en maneras raras. “Pues no realmente quería decir nulidad. Quiero decir, seguimos con todo lo que no pudiera querer decir, intentando evitar el sentido plano del texto cuando a menudo somos las personas que también decimos, “no, no, no, tienes que solo decirnos, que dice la escritura y que significa.” Cuando llegamos al sermón de Benjamín, queremos decir, “No, tiene que significar otra cosa!”
HODGES: “Porque no somos nada, ¡somos hijos de Dios! ¡Somos espectaculares!”
Y puede ser pesado, puede ser pesado leer algo en las escrituras—y ánimas a los lectores a enfocarse en esto, cuando lees un texto de las escrituras y encuentras algo que te hiere o que es incomodo. Ánimas a la gente a enfocarse en esto.
FAULCONER: Sí, creo que sí. Si leemos en el sermón del Rey Benjamín, que “No soy nada,” en vez de decir, “No, no puede ser verdad,” Tengo que decir, “De qué maneras puede ser cierto?” Y si ya estoy atormentado por sentimientos de nulidad, quizás debería preguntarme, “En qué manera puede ser cierto que no esperaba? De qué manera podría significar la nulidad que no lo he pensado?”
HODGES: Porque algunos lectores podrían encontrar que, “no eres nada—“ Podrían estar ya enfrentando con un sentido profundo de insuficiencia o depresión y cosas, y decirles, “Pues, no eres nada,” podría parecer muy inútil.
FAULCONER: Sí. Entonces, imagina que soy este lector particular que se siente muy profundamente insuficiente. En este caso, la pregunta que debo hacer es, “¿Qué podría decir esto que no estoy pensando? ¿Qué podría decir que no es lo que espero?”
Y de hecho, creo que diría que es verdad para los dos tipos de lectores. Ambos los que están llenos de sí mismos de alguna manera u otra, y los que están completamente perdidos en el mar intentando entender, “¿Cómo podría yo posiblemente ser algo?” Ambos deberían decir, “¿Qué podría significar que no creo que signifique?”
HODGES: Y esto es lo que haces en el libro, es que observas a “ninguna cosa” De hecho diseccionas a esta palabra. ¿Qué recibes de ella?
FAULCONER: Pues, algunas cosas. Uno es que creo que es importante para nosotros recordar que en el principio yo era una inteligencia o cualquier cosa—pues no sé todo de lo que pasaba en esos días, pero no era todavía el ser que soy ahora. No era todavía un hijo de Dios hasta que se me hizo hijo de Dios. Entonces, en ese estado aún no era una “cosa,” no era nada. No había llegado a ser una existencia todavía como lo que podríamos decir es una “entidad nombrable”— la persona que más adelante se puede identificar como Jim Faulconer.
Entonces, de esta manera, tengo que reconocer que lo que sea que soy, no es porque me lo hice, es porque llegó a ser posible para mi ser dado lo que Dios hizo por mi. Me hizo hijo de Dios.
Ahora, tengo albedrío, tengo responsabilidad. No es una idea determinística, pero es una idea que tengo que reconocer que nunca me hice a mi mismo. Que vengo de las acciones por las cuales Dios me trajo aquí.
HODGES: Y aun sugieren que la creación de la nada es el corazón del evangelio, lo cual es una frase sorprendente para los Santos de los Últimos Días, especialmente porque Santos de los Últimos Días no creen en “creación de la nada” en el sentido de materia eterna. Entonces, hay algo más que pasa aquí.
FAULCONER: Pues, diría dos cosas. Uno, lo que apenas dije—que somos hechos de algo, pero que algo era más o menos materia caótica para empezar. ¿Solamente cosas, cierto? Y Dios nos hizo cosas. Pero lo más importante—y aun toca con lo que hablamos anteriormente esta mañana sobre la persona que se siente insuficiente—cuando estoy en el pecado, lo cual es desafortunadamente más a menudo de lo que me gustaría admitir, pero cuando estoy separado de Dios, no soy nada. No soy lo que Él deseaba que fuera. No soy lo que fui criado para ser al principio. He perdido el ser que tenía. Y la única manera que puedo recibirlo de nuevo es que Él tome la nulidad que soy ahora y lo convierta en algo. En otras palabras, la única manera en que puedo salir es convertirme.
¿No somos todos mendigos?
HODGES: Y de eso también notaste—y no puedo evitar pensar en eso ahorita que estamos pasando por esta pandemia y realmente experimentando cuán interconectados todos somos—que no es solamente sobre uno y su relación con Dios, pero que existimos entre esta familia, esta red, este sistema, que de hecho se extiende más allá que uno. Entonces, en tu capitulo cuatro nombrado “No somos todos mendigos?” Te explayas sobre el aspecto relacional de salvación.
FAULCONER: Pues, una de las cosas de que Benjamín es muy claro, me parece, es que—pues, creo que sería muy difícil predicar en contra del individualismo, probablemente no había individualismo. O al menos no mucho. No era una cosa cultural, como es hoy.
HODGES: ¿Porque ya eran muy interconectados?
FAULCONER: Eran interconectados ya.
HODGES: Probablemente veían su interdependencia más obviamente que la gente de hoy.
FAULCONER: Si, si vives en una sociedad agrícola, o aun ante-agrícola, no estoy seguro de que tipo de sociedad tenían. Pero sin importar lo que fueran, había una interdependencia mucho más obvia entre productores y usuarios y todos los diferentes partes de la sociedad. No podrías evitar saber sobre estas cosas. Entonces, no está predicando en contra del individualismo en el sentido que quizás haríamos hoy.
Pero a la vez, lo que se predica está en contra del individualismo porque dice, “Somos parte de unos a otros. Nuestro Dios nos ha creado como familia, y no somos salvados solamente como individuos.” Su predicación en capítulo cuatro, cuando dice que se tiene que cuidar de tus hijos y se tiene que cuidar del mendigo, todos son maneras de decir, “Son partes de un entero, y la salvación viene en ese entero y no si tú de alguna manera u otra te sientes bien con ti mismo ahora y pasas la evaluación y has hecho todas estas cosas diferentes.” Entonces significa que todo está bien contigo y no necesariamente con todos. Si no está bien con todos, todavía no está bien contigo tampoco.
HODGES: Y entonces en Mosíah 4:12, creo que es uno de los versículos más ricos en el canon de escritura de los Santos de los Últimos Días—El Rey Benjamín provee una lista de cosas que pasa a una persona cuando reconocen su nulidad. ¿Qué te llama la atención en esta lista? ¿Qué notaste? De hecho, permíteme—Creo que sería bueno leerlo para que la gente tenga un entendimiento aquí. Es de Mosíah 4:12 aquí ahora.
Dice, “Y he aquí, os digo que si [reconocéis os nulidad] siempre os regocijaréis, y series llenos del amor de Dios y siempre tendréis la remisión de vuestros pecados; y aumentaréis en el conocimiento de la gloria de aquel que os creó, o sea, en el conocimiento de los que es justo y verdadero. Y no tendréis deseos de injurias el uno al otro, sino de vivir pacíficamente, y de dar a cada uno según lo que le corresponda. Ni permitiréis que vuestros hijos anden hambrientos ni desnudos ni consentirás que quebranten las leyes de Dios, ni que contiendan y riñan unos con otros y sirvan al diablo…Más les enseñaréis a andar por las vías de la verdad y la seriedad; les enseñaréis a amarse mutuamente y a servirse el uno al otro. Y además, vosotros mismos socorreréis a los que necesiten vuestro socorro; impartirán de vuestros bienes al necesitado; y no permitiréis que el mendigo os haga su petición en vano, y sea echado fuera para perecer.”
Y sigue. Es significante. Déjenos—
FAULCONER: Si, pues lo que es significante para mi allí es lo que él no dice, al menos como yo lo leo, Benjamín no dice, “Estos son buenos consejos.” ni dice, “Aquí es cómo ganarás algo.” Dice, “Aquí es lo que pasa a los que reciben una remisión de sus pecados.” Imagino que podrías decir, si quieres evaluar tu alma, podrías preguntarte, “Estas son las cosas que hago?”
Y la respuesta, si no haces estas cosas, evidentemente, no estás en el estado de una remisión de pecados. No estás en esta relación con Dios a la que Él te ha llamado. Ahora, podrías dar la vuelta y decir, “Pues, okey entonces si los estoy haciendo, significa que estoy en este estado?” Y la respuesta es no. No lo significa de esta manera. No quiere decir, “Si haces estas cosas, tendrías una remisión de tus pecados.”
HODGES: No es una moneda en la máquina expendedora y presionar un botón y sale el dulce.
FAULCONER: Sí. Si tienes una remisión de pecados, aquí están las cosas que seguirán por tener esta remisión. Es el estilo de vida que vive alguien que ha tenido una remisión de sus pecados.
HODGES: Y la gente puede leer sobre esto aquí en capítulo cuatro, “No Somos Todos Mendigos?”
Jim, no tenemos tiempo para seguir hablando sobre el resto del libro, pero también pasas mucho tiempo con las palabras de Abinadí, explicando la relación entre el Padre y el Hijo, lo cual es un parte un poco confusa del Libro de Mormon. ¿Para qué enfocarnos en esta parte?
FAULCONER: Pues, creo que la razón por lo cual decidí enfocarme en esa sección particular es porque, de hecho, es confusa. Son quizás los dos o tres versículos más difíciles en el Libro de Mormon, con otras revelaciones de los Santos de los Últimos Días.
Lo miras y piensas, “No veo cómo puede querer decir lo que parece decir.” Entonces quería decir, “A ver lo que sí significa. Intentamos explicarlo en el contexto del sermón de Abinadí y explicar las varias maneras de hacer sentido de ello.” Y creo, de hecho, al fin, tienes que pasar muy lentamente por ello. Puede ser difícil, pero si lo pasas lentamente, terminará siendo no tan confuso como parece a primera vista.
Aprendiendo algo nuevo cada vez
HODGES: Eso es Jim Faulconer. Estamos hablando de su nuevo libro, Mosíah, una breve introducción teológica. Está por venir en las serie de breves introducciones teológicas del Instituto Maxwell.
Esperaría que podría ser más específico sobre cuándo exactamente está por venir, pero mientras resolvemos muchas cosas inesperadas en el mundo ahorita, no sabemos exactamente. Pero la gente puede seguirnos en las redes sociales para recibir las actualizaciones más recientes. También pueden suscribirse a nuestro boletín informativo. Cuando un libro se muestra a la venta con anticipación, siempre notificamos a la gente allí primero.
Antes de irnos Jim, quería preguntar si había algo nuevo en el texto esta vez. Mientras escribía sobre el libro de Mosíah, encontraste algo que te llamó la atención de manera nueva?
FAULCONER: Creo que para mi, fue la primera vez que tenía el libro de Mormon y realmente entendía la importancia de la estructura del libro de Mosíah—con el estilo de una narración doblada que encontramos allí. No estoy seguro que aun lo hubiera notado antes. Probablemente no hubiera debido, pero era una noticia genuina que no estaba en el orden cronológico.
HODGES: Sí, como dices en tu introducción, notando cosas así puede cambiar como intérpretes el texto entero o como ves la relación entre cosas.
FAULCONER: Pues sí. Tan pronto como lo noté, realmente me hizo pensar de nuevo, ¿Cuál es el propósito de estos sermones? Y vi conecciones entre los sermones de Benjamín y los sermones de Abinadí que nunca había visto antes.
HODGES: La gente puede leer más cuando salga el libro. Es Mosíah: una breve introducción teológica.
Jim, aprecio que te tomes el tiempo, especialmente ahora, para hacer esto. Un poco sobre la marcha. Pido disculpas a los escuchadores por los sonidos ambientales. Quizás les guste. Tuvimos vehículos pasando y quizás podían escuchar algunos pájaros piando—
FAULCONER: Personas en el teléfono—[risa]
HODGES: Si, personas en el teléfono. Será divertido intentar editar esto. Quizás será un poco más agitado de lo normal solo porque hay tanto sonido de fondo. Pero de todos modos, gracias por hacerlo Jim. Lo apreciamos mucho.
FAULCONER: Gracias por invitarme.
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HODGES: Eso es James E. Faulconer sobre el libro de Mosíah. A continuación en nuestro serie de breves introducciones teológicas escucharemos a Kylie Nelson Turley de la Universidad Brigham Young. Recientemente terminó su libro que cubre Alma capítulos 1 hasta 29. Alma era suficientemente grande que los editores de la serie lo separaron en dos!
Revisemos una reseña reciente del Podcast del Instituto Maxwell. Es de “MWBrown1970” Dice:
“Me encanta la mayoría de lo que hace el Instituto Maxwell, ¡pero especialmente este podcast! Siempre estoy iluminado e inspirado por los episodios, con cualquier invitado que entrevistan; todos pueden escuchar!”
Gracias por eso, MWBrown1970. Siempre es maravilloso leer estas reseñas. Todos con acceso al Apple Podcasts pueden revisarlo allí. Dinos lo que piensan del podcast. También pueden dejar comentarios en nuestra página de Facebook o mandarnos un tweet o en los videos de YouTube que ponemos de cada episodio. Déjanos saber lo que piensan.
Gracias por escuchar otro episodio. Soy Blair Hodges. La próxima vez tendremos Kylie Nelson Turley hablarnos de Alma.